MÖET Y FREIXENET

Durante una excursión en el bosque, recibimos una llamada urgente: dos ovejas bebés recién nacidas estaban solas y llorando, abandonadas a su suerte. No dudamos ni un segundo y fuimos a buscarlas.

Así llegaron Möet y Freixenet, dos pequeñas vidas que necesitaban toda nuestra atención y cariño. Las criamos con biberón dentro de casa, y eran como un perrito más: siempre detrás de nosotras, pidiendo su leche con esa ternura que solo los bebés tienen.

Lamentablemente, Freixenet no pudo sobrevivir. Estaba demasiado débil y no lograba absorber la leche necesaria para fortalecerse. Fue una pérdida muy triste para todos en Barakah, pero también un recordatorio de lo frágil y precioso que es cada ser vivo.

Por suerte, Möet sigue con nosotros, creciendo fuerte y lleno de energía, un símbolo de esperanza y perseverancia.